Wednesday, April 05, 2006

Epílogo

El final de un camino siempre es melancólico. Atrás quedan las vivencias, las personas, las imágenes, que continuarán su vida autónoma sin cuidado de las memorias del viajero. Éste habrá dejado desperdigadas parte de su yo en aquellos lugares que, aunque retorne a visitar, jamás recuperará. Sus pedazos de corazón, ajados, no volverán a florecer sino en su recuerdo. Hasta que vuelva a emprender la ruta.

Al extranjero, las luces de la ciudad se le antojaban excesivas. Por todas partes crecían edificios, torres de acero, luminosos de neón. Quizás se ha vuelto un poco eremita. Añora las piedras y las rocas.

4 comments:

Unknown said...

Enhorabuena por el reportaje, he dısfrutado y aprendıdo mucho con el mısmo, sın duda alguna que ahora todo aquel que se acerque a estos bellos parajes de la Anatolıa podra conocerlo aun mas al leer tus escrıtos, Andres, nos vemos pronto ;)

Unknown said...
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Nersa Roa de Alvarez said...

Andrés describes a Capadocia de una forma acertada, siendo un reportaje tu letra se hace poesia al presentar todo el relato con una sensación de asombro y belleza. me gusto y sobre todo por que esta en nuestra lengua y lo podemos comprender muy bien. Aunque las piedras hablen yo me quedo con tus gabiotas guardianes las cuales se que esperan a que yo llegue para anuciar mi visita. Saludos Nersa

Nersa Roa de Alvarez said...

Andres ruego me disculpes no se como se fue alli un error en la palabra Gaviota, disculpa por favor, demás esta decir que todo esta bien bonito. besos Nersa